sábado, 1 de septiembre de 2012

Capítulo 2


Un paparazzi me echó una foto mientras me ponía las gafas de sol. Ya estaba acostumbrada a este tipo de cosas. Las cámaras y yo, desde pequeña, ya nos habíamos hecho íntimas.
Jerry andaba unos cuantos pasos por detrás de mí. Hace años que le había marcado ese espacio. Necesitaba que no me agobiaran y su sola presencia ya me agobiaba bastante, porque me recordaba que siempre estaba vigilada y que mi libertad era nula.
La gente decía que ojalá tuvieran tanto dinero como yo, que sería una bendición. Pues para mí, tener tanto dinero era una maldición. Tenía todo lo que el dinero podía comprar... Menos una madre y un padre. A este último lo tenía, pero como si no.
Además, yo no tenía dinero. Yo no lo había ganado. El dinero era de mis padres.
En la entrada del centro comercial me encontré con un par de mujeres de unos treinta años que me pidieron echarse una foto conmigo. Posé con ellas y se fueron tan contentas, diciendo que ya tenían otra foto con alguien famoso. Yo no era famosa por mis méritos, sino por mi dinero. Y odiaba eso.
Fui de tienda en tienda y me compré cinco camisetas, dos shorts, dos vaqueros, unos tacones y un vestido.
Por supuesto, todas las bolsas las llevaba Jerry.
-¿Por qué te compras tanta ropa si luego no te la pones?
-Bueno, puede que no me la ponga, pero la tengo ahí.
No me la ponía porque para ir al instituto llevaba el uniforme y luego, cuando me la tendría que poner, es decir, cuando saliera con mis amigas, mi padre eso, no me dejaba. Pues normal entonces que acumulara ropa sin estrenar, porque encima cuando hacía una presentación, una gala o un acto benéfico, la ropa me la prestaban.
Entramos en otra tienda de ropa y le dejé ahí, apoyado contra una pared mientras yo me dedicaba a mirar.
Iba con la vista clavada en el móvil, ya que iba chateando con Marta, preguntándole qué tal la fiesta y eso cuando me choqué con alguien y el móvil se me cayó al suelo.
-¡Oh, lo siento! Iba distraída y no te vi.
Lo que encontré al mirar me gustó bastante.
Era un chico alto, rubio y de ojos azules, que llevaba una gorra de la marca Supra roja.Llevaba unos vaqueros, una camiseta blanca y Supras rojas.
-Oh, no, la culpa es mía. Iba perdido en mis pensamientos y no te vi.
Se agachó y me tendió el móvil.
-Toma, creo que se te cayó esto.
Cogí el móvil, rozándole la mano.
Iba a darle las gracias cuando Jerry apareció por ahí.
-¿Qué ha pasado? ¿Ha intentando agredirte?
Eso me cabreó.
Jerry y mi padre se pensaban que cualquier cosa era un ataque contra mí y ya estaba más que harta.
Me giré.
-¡No! ¡Y ahora déjame en paz, Jerry!
Este nos echó una última mirada a los dos y volvió a su pared.
-¿Llevas guardaespaldas?
Me giré para volver a mirar al chico.
-Me obligan a llevarlo.
-No sabes cómo te entiendo...-dijo, mirando algo por detrás de mí.
Giré la cabeza para ver qué miraba y vi a Jerry hablando con alguien alto y fuerte, que tenía toda la pinta de ser otro guardaespaldas por la ropa negra.
-¿Quién es ese que habla con Jerry?-pregunté.
-Paul. Mi guardaespaldas.
Giré la cabeza y volví a mirarle.
-¿Tú también llevas?
-Digamos que también me obligan. Y ya estoy un poco harto. Sé que se preocupan por mí, pero... Me gustaría hacer cosas solo para variar.
-No sabes cómo te entiendo. En mis diecisete años de existencia, no he ido sola a ningún sitio jamás.
-Bueno... Ahora están hablando los dos y están despistados.
Entrecerré los ojos.
-¿Qué quieres decirme con eso?
-Que, si quieres ir a algún sitio sin él, ahora es tu oportunidad.
Sonreí.
¿Huir de la vigilancia de Jerry? ¿Acariciar la libertad con los dedos? Por una vez estaría bien.
-Ve a la salida despacio. Si echamos a correr ahora, sabrán que huimos.
Él asintió, se dio la vuelta y empezó a dar despreocupadamente. 
Yo hice lo mismo, mirando el móvil y yendo, por otro lado, a la salida, aunque los ojos fijos en la espalda del chico.
Íbamos a poner un pie fuera de la tienda cuando Jerry se dio cuenta de mi plan de fuga.
-¡Christine! ¡Ven aquí!
-¡Corre!-dije, empujándole.
Los dos echamos a correr por el centro comercial y bajamos por las escaleras mientras que Jerry y Paul, el primero cargado con bolsas como iba, tenían problemas por la aglomeración de gente que había en las escaleras mecánicas.
Salimos del centro comercial a la calle y miré hacia todos lados, consciente de que Jerry y Paul andaban cerca y en cualquier momento nos pillarían, privándome de mi dulce libertad.
-¿Por dónde?
-¡Por aquí!
Él me agarró del brazo y tiró de mí hacia la izquierda.
Corrimos unas cuantas calles más y me guió hasta la entrada de un parque.
Nos escondimos detrás de la verja, rezando para que nuestros perseguidores no aparecieran y así fue. Por el momento, les habíamos perdido.
Empecé a dar vueltras sobre mí misma, riendo y canturreando, feliz.
Era la primera vez, la primera, que estaba sin vigilancia. ¡Era libre!
-Se te ve contenta-dijo el chico, sonriendo.
Paré de dar vueltas y le miré.
-Lo estoy. Gracias por ayudarme a fugarme.
-Un placer. Por cierto, no nos hemos presentado.
-Oh, es cierto.
Le tendí mi mano.
-Soy Christine Stewart.
Él la estrechó.
-¿La hija de Jared Stewart, dueño de una cadena de hoteles?
-En efecto, esa soy yo.
-Había ido hablar de ti. Por aquí eres muy conocida. Vives en la mansión que hay muy cerca de aquí, ¿cierto?
-Wow, sí, es cierto. ¿Y tú eres...?
-Niall Horan.
-Lo has dicho muy convencido, como si ese nombre tuviera que sonarme.
-Bueno, si te gusta la buena música de ahora, tendrías que conocerme.
-¿Eres músico?
-Soy cantante.
-¿En serio? ¿De qué?
-De ópera.
-¿De verdad? No te pega.
-No, en realidad canto en una banda, pero ya veo que te lo habías creído.
Le di un empujón sin fuerza.
-¿Cómo se llama la banda?
-One Direction.
-Me suena de haberlo visto en algún lado...
-¿Te suena el nombre y no yo? Me ofendes.
-¿Sabes quién es mi padre y no quién era yo? Me ofendes tú a mí.
Nos reímos los dos.
-No eres americano, ¿verdad? Tu acento te delata.
Sonrió.
-No, es cierto. Soy irlandés.
-¿Si? Nunca había hablado con un irlandés. ¿Los demás de la banda también lo son?
-No, ellos son cuatro chicos británicos. Yo soy el único irlandés.
-Claro, tú ahí, destacando...
Sonrió.
-¿Y qué hace un irlandés y cuatro chicos británicos tan lejos de Reino Unido? Esto es Estados Unidos. Aquí somos muy diferentes.
-Sí, ya me di cuenta, jaja. Nos hemos venido aquí a hacer unas cuantas actuaciones que teníamos aquí pendientes y empezar a grabar nuestro segundo disco.
-¿Segundo disco? Vaya. Qué envidia me das. Me gustaría ser como tú.
-¿Irlandesa?
Reí.
-Cantante. Toco el piano y la guitarra y he dado clases de canto... Pero mi padre piensa que esa profesión es una pérdida de tiempo.
-Así que tu padre piensa que estoy malgastando mi vida. 
-Más o menos. Así que por eso ibas con guardaespaldas... ¿Y el resto de tu banda? ¿La has perdido?
-No, aunque podrían perderse un rato de vez en cuando. Teníamos el día libre y yo quise ir de compras, a mirar qué había por aquí. Y mira por dónde, di con la chica más rica del lugar.
-Tuviste suerte.
-Eso parece. ¿Y tú por qué ibas con Jerry?
-Mi padre vive con el miedo en el cuerpo de que alguien me secuestre y pidan dinero por mí, ya sabes. Tonterías de padres que apenas pasan tiempo en casa y sobreprotegen a sus hijos.
-Así que si te secuestrara, ganaría dinero.
-Mucho.
Me miró entrecerrando los ojos.
-Creo que por esta vez no lo haré. Jerry está cerca y, si me pilla, me dará una paliza.
Reí.
-Nunca me lo había pasado tan bien con nadie en...-Miré mi reloj-Dieciocho minutos. ¿Dónde has estado toda mi vida?
-Por ahí perdido en Irlanda.
Esta vez nos reímos los dos.
-Creo que eres el primer chico al que no insulto cuando hablo.
-¿Por qué?
Me encogí de hombros.
-Todos los que viven aquí son unos superficiales y solo miran dos cosas. Tu cuerpo y tu dinero. Y yo tengo de las dos cosas. Nada más que hablan de sus líos de una noche y del dinero que tienen. Pero tú... Eres diferente.
Sonrió.
-Será porque no soy de aquí.
-Será.
-Y dime, ¿cómo es vivir pegada a tu guardaespaldas? Porque yo a veces salgo solo, pero, según me has contando, tú no.
-Ah, pues es horrible. Cuando voy con mis amigas viene el también y claro, imagínate... Nos pintamos todas las uñas y él ahí, mirando. Siempre nos está cortando el rollo.
Rió.
-Y entonces cuando quedas con los chicos superficiales, ¿qué haces?
-¿Yo quedar con ellos? ¿Bromeas, no? Si a mi padre mis amigas ya no le parecen buenas para mí, ellos ni te digo. Nunca he quedado con un chico...De hecho, eres el primer chico con el que estoy hablando a solas.
-Soy especial. Ya es definitivo.
Eso me hizo reír.
-Pues tú eres la primera amiga que tengo aquí. No había hablado con nadie, quitando a los chicos y Paul, desde que llegamos, hará unos dos o tres días.
-¿Soy tu amiga?
-Sí, ¿no? Aunque nos hemos conocido hace...-Miró su reloj-Veintiséis minutos, hemos hablado tan natural como si fuéramos amigos de toda la vida. ¿No crees que eso significará algo?
Sonreí.
-Sí. Pero a mi padre no le haría ninguna gracia saber que tengo un amigo que se dedica a la música.
-Bueno... No tiene por qué enterarse. Yo no se lo doy a decir.
-¿Una amistad prohibida? Hum... Suena divertido.
-No haces cosas muy divertidas a diario, ¿verdad?
-No, la verdad... Vivo encerrada en mi casa. Mi padre, ya sabes.
-Bueno, eso era antes. Ahora yo estoy aquí y puedes decir que la diversión ha llegado a la ciudad. ¿Me darías tu número? Quiero presentarte al resto de la banda.
-¿Qué? ¿En serio?
-Claro. Se acabó vivir encerrada en casa. Saldremos por ahí a divertirnos de vez en cuando.
-Si mi padre se entera, nos matará a los dos.
-No podrá matarme, tengo a Paul para protegerme, ¿recuerdas?
Me pasó su móvil y dijo que apuntara el número. Lo hice y de paso le puse mi pin para poder mensajearnos. Guardé su número y su pin también en mi móvil y se lo tendí.
De pronto, me hizo una foto.
-¿Por qué has hecho eso?
-Necesitaré una foto de contacto, ¿no?
-Ah, cierto. Déjame que te haga yo otra.
-Ah, no, me buscas en Google y coges la que más te guste.
-No quiero las fotos tuyas de Google quiero que te estés quieto para echarte una yo misma.
-¡No me cogeras con vida!-dijo, echando a correr.
Reí y, con el móvil en la mano, corrí tras él.
Le pillé un par de metros alante, sentado en una fuente.
-Me paso la vida corriendo. Échame la foto si quieres que no corro más.
Así lo hice.
-Creo que voy a llamar a Jerry. Estará muy preocupado buscándome y, si no me encuentra, me colgará del cuello.
-No puede hacer eso porque entonces se queda sin a quién proteger y, por tanto, sin trabajo. A mí sí que me puede matar Paul, porque tiene otros cuatro niños que cuidar. Uno menos solo será un alivio.
Reí mientras me llevaba el teléfono a la oreja.
-¿Volveremos a vernos?
Me miró.
-Por supuesto. Antes te he dicho que saldremos a divertinos y que te presentaré al resto de la banda.
-Mi padre no lo aprobará, ya lo sabes.
-Entonces tendremos que mantenerlo todo en el más secreto de los secretos.
Sonreí.
-¿Jerry? Jerry, soy yo. No, no me han secuestrado, más bien yo he secuestrado al rubio de antes.
Niall rió al oír eso.
-Estamos una en un parque unas calles más allá del centro comercial, sentados en una fuente. Sí, el chico está conmigo, sí. Ah, Jerry, por favor... No le digas nada a mi padre, ¿si? Aw, gracias. Eres amor. Sí, aquí espero. Adiós.
Colgué.
-Si mi padre se llega a enterar de que me he escapado aunque sólo sea media hora, me despelleja viva.
-Siempre hablas de tu padre. ¿Qué hay de tu madre?
-Murió. ¿No sabías eso? Murió cuando yo tenía tres años.
-Oh, yo... Lo siento. Creí que estaba divorciado o algo, pero no sabía eso...
Le miré y sonreí.
-No importa. Estoy bien.
-No lo dices muy convencida. No lo estás, ¿verdad?
Negué con la cabeza, mirándome las Converse.
-No sabes por lo que he pasado. Todas esas cámaras, toda esa atención, toda esa vigilancia desde pequeña... Y siempre, a pesar de estar rodeada, me he sentido sola...
Me pasó el brazo por los hombros, pero lo retiró pronto.
-Eso cambió. Ahora yo soy tu amigo. Y los otros locos de la banda también lo son.
-Pero si no les conozco.
-Da igual, les pegaré junto con Paul hasta que digan que sí, que también serán tus amigos.
-No creo que haga falta tanta violencia-dije, riendo.
-Y todos juntos nos divertiremos mientras estemos aquí, en Estados Unidos, tan lejos de Reino Unido. ¿Le parece bien a la señorita?
Sonreí.
-Le parece perfecto.
En ese momento, Jerry y Paul se acercaron a nosotros.
-Estamos vivos.-dijo él.
-Sí. Estamos bien.
Jerry y Paul no nos regañaron, al contrario. Se rieron de sí mismos, pensando como un par de niños podían haberles dado esquinazo a dos excepcionales guardaespaldas como ellos.
-¿De qué se conocen?-le susurré a Niall mientras salían del parque.
-Ni idea. Para mí que se han enamorado.
Reí mucho con eso.
-Lástima que Paul esté casado ya.
-Sí y Jerry tiene dos hijos.
En la puerta del parque tuvimos que despedirnos, ya que Paul decía que a su apartamento se iba por otro camino.
-Adiós, niña rica. Te veré pronto.
-¡Adiós irlandés!
Rió y se fueron.
Jerry se cruzó entonces de brazos, aunque con todas las bolsas que llevaba le fue algo díficil.
-Así que ahora te escapas para darte el lote con miembros de bandas, ¿eh? ¡Si tu padre lo supiera! Suerte que no se lo diré.
-Yo no me he dado el lote con nadie. Hemos hablado todo el rato. Ha sido la primera vez que he hablado con alguien a solas, Jerry. Y no me ha pasado nada.
-Pero porque Paul y yo estábamos por ahí cerca.
-¿De qué conoces a Paul?
-Oh, fuimos juntos a la misma escuela de guardaespaldas. Éramos buenos amigos.
-¿En serio? Cuéntame más sobre eso.
Mientras él me contaba la historia, llegamos a casa.
-Gracias por todo, Jerry, de verdad.-dije mientras me daba las bolsas.
-No hay nada que agradecer.
Sonreí y metí a Shannon en casa.
Las dos subimos las escaleras y, mientras que ella se tumbaba en la alfombra del suelo de mi habitación, yo dejé las bolsas sobre la cama y me puse a colocar la ropa mientras ponía la televisión un poco. Puse la Mtv para escuchar algo de música y abrí mi vestuario, que era como unas dos habitaciones de una casa normal.
Coloqué la ropa en el vestuario como buenamente pude y, cuando lo cerré, vi en el espejo un reflejo de la televisión, que no era otro que Niall.
Me giré y miré la tele.
Él y otros cuantos chicos decían no sé qué de unos premios en un anuncio que apenas duró unos segundos.
¡Así que no me mintió! ¡Era cantante de verdad!
Apagué la tele.
-Shannon, no te lo vas a creer, pero hoy he conocido a alguien especial.
Mi perra levantó la cabeza y me miró.
Me senté en el suelo frente a ella y le conté, así por encima, lo que pasó con Niall.
-¿Y yo qué hago contándole esto a un perro? Llamaré a las chicas, a ver si ya están en casa.
Resultó que sí lo estaban, así que llamé a una por el móvil y a otra por el fijo.
Y se lo conté.
-Tía, nos lo tienes que presentar.
-Sí, espérate que le vuelva a ver...
-Si él te ha dicho que sí, por algo será. Además tienes su teléfono y puedes llamarle, ¿no?
-Sí, cierto. Pero tengo que tener cuidado. Como se entere mi padre, estoy muerta.
-Creo, Cris-dijo Cait-Que a veces piensas que tu padre es más protector de lo que crees. No quería saber nada de chicos cuando tenías once años, pero ahora ya tienes diecisiete. Ahora es diferente.
-Tienes razón, hablaré con él, pero no ahora... ¿Y si me prohibe verle? Prefiero salir con él a escondidas y que mi padre compruebe que no me pasa nada y entonces ya se lo diré.
-Es un buen plan-me concedió Marta.-¿Y tienes alguna foto suya?
-Ah, sí. Puedes buscarle en Google, pero ahora os mando yo una foto que le eché.
Hablamos un poco más, colgué y le envié la foto.
Me senté en la cama y me quedé mirando la foto.
¿De verdad había conocido yo a un chico como ese? Sí, la foto así lo demostraba. No me había hablado del dinero, ni de fiestas, ni de líos, ni sobre superficialidades. Habíamos hablado de nosotros.
Las chicas me respondieron que era bastante guapo y yo dije que de eso ya me había dado cuenta la primera vez que le vi.
Casey subió a avisarme de que mi padre había vuelto y que la cena ya estaba lista.
Bajé y me encontré con que mi padre se estaba quitando el abrigo.
-¡Chris! Siento muchísimo no haber estado como te prometí.
-No pasa nada, papá. Lo comprendo.
Diecisiete años diciendo lo mismo, casi todas las noches.
Recordé la promesa de Niall. De que él haría que eso cambiara.
Ojalá sea cierto.
-Toma-dije, tendiéndome algo-Te he comprado esto. El dependiente me dijo que es lo que escuchan las jovencitas de hoy día.
¿Veis lo que os digo? Ya me había comprado algo. Siempre igual.
Lo desenvolví y grité de la sorpresa al ver la cara de Niall y el nombre "One Direction" en el cd. ¿Cómo era posible que...? ¿Cómo tanta casualidad?
-¿Te gusta?
-¡Sí! ¡Me encanta!
-Me alegro de haber acertado.
Nos sentamos a la mesa, Casey nos sirvió y empezamos a cenar.
-¿Y qué has hecho hoy?-me preguntó.
-Oh, pues fui al instituto y luego fui de compras con Jerry.
-¿Te compraste algo?
-Algunas cosas, sí.
Seguimos comiendo en silencio.
Así eran las cosas en mi casa.
Silencios y ausencias.
-Eres igual que tu madre.
Le miré.
-Papá, me lo dices cada día.
-Lo siento, cariño, pero es que cada vez que te veo... Es como verla a ella.
Seguímos cenando después de ese incómodo momento.
-Ya terminé.
-Aún hay comida en el plato.
-Casey me ha echado demasiado. Me voy arriba, estoy cansada.
Le di un beso en la mejilla.
-Hasta mañana.
-Adiós, Chris.
Subí las escaleras, fui a mi cuarto donde Shannon me recibió muy contenta.
-¡Mira lo que me ha regalado papá! Mira, este de la esquina, el de la chaqueta azul es Niall, ¿le ves?-dije, señalándoselo.
Shannon, por toda respuesta, le dio un chupetón al cd.
-¡Eh! ¡No hagas eso!
Lo limpié en el pantalón, lo abrí y lo puse mientras me ponía el pijama y me tumbaba en la cama.
Dejé que su voz y la de sus amigos inundaran mi habitación y mis pensamientos.
-¿Crees que volveré a verle, Shannon?
Como era de esperar, mi perra no me respondió, aunque se me quedó mirando.
-Sí, tienes razón. Quizá me esté obsesionando con eso, pero es que... Tú no sabes lo especial que ha sido. Encontrarnos así en la tienda, la huida, esa conversación... Él es especial.
Me estaba quedando dormida escuchando el cd cuando me sonó el móvil. Lo cogí y vi que era un mensaje.
"¡Eh, niña rica! Supongo que no muchos chicos te enviarán un mensaje por la noche, así que, aquí tienes, algo diferente. Te prometí que las cosas conmigo cambiarían. Buenas noches (:"
Sonreí y me levanté para apagar la cadena de música mientras le contestaba.
"¡Eh, irlandés! Supongo que no muchas chicas ricas te responderán a tus mensajes. Gracias por sacarme de mi rutina. Buenas noches a ti, a tus amigos y a Paul xx"
Dejé el móvil en la mesilla, apagué la luz y me tumbé en la cama.
Di unos golpecitos a mi lado para que Shannon se subiera y durmiera conmigo y así lo hizo.
Sonreí al recordar el mensaje.
-Definitivamente, él es especial.
Y, acariciando a Shannon me dormí, deseando por primera vez, que llegara el día siguiente.
¿Cómo iba a saber yo que la felicidad que experimentaba ahora y que experimentaría por un tiempo se iría tan rápido?

¡Eh, gente! ¡Aquí estoy otra vez con otra nueva novela! Ueeeeeeeeeeeee. Perdonadme (?) A veces, la cabeza se me va. La idea para esta novela se me ocurrió mientras compraba ropa al chocarme contra un espejo. Creedme, lo mejor está por venir, pero decidme, ¿qué os parece esta nueva novela? ¿Y Christine? ¿Y este Niall tan... Especial? lol
@Cris_Jbieber xx

4 comentarios:

  1. Me parece super preciiosa la NOVELA! =)
    PD: Soii Love One direction, en tuenti, jajaja, que sepas que soii una gran admiradora de tu novela!
    En serio...Bueno besosS! :D

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  2. Me has dejado sin palabras. Encantado no, lo siguiente. Asdfghjkl *-*, espero que Christine se reencuentre con Niall ya, quiero ver qué pasa con estos dos *guiño guiño*. Ah, y a ver cuando salen mis otros 4 gays, jo. Jerry, el mejor guardaespaldas del mundo mundial asdfgh :3, si no fuera por él me gustaría vivir como Chris, ricachona a más no poder, pero buena persona eh. En fin, que me han encantado estos dos capítulos, y los que te faltan por esceribir también, que sé yo que me gustaran jojo. Y que sepas que me encantan tus novelas y que escribes superge-niall. Y eso, siguiente YA! <3

    Att. Houda Styles Smiler :) x

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